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lunes, 3 de agosto de 2009

La vacuna contra la gripe A (H1N1) y los países pobres


La gran demanda y las partidas limitadas que podrían fabricarse en corto tiempo podrían dejar a los países en desarrollo sin la vacuna para el virus de la gripe A (H1N1).
La vacuna se fabrica utilizando partes del propio virus y sólo pueden lograrse cientos de millones de dosis por año. Los países desarrollados ya reservaron casi todas las que pueden producirse.Gran Bretaña, por ejemplo, ordenó sesenta millones de dosis, una por habitante. Según la Organización Mundial de la Salud, quizás a fin de este año esté pronta una vacuna autorizada. Pero algunos gobiernos ya se están preparando para comenzar antes las vacunaciones. Los primeros ensayos humanos comenzaron en Australia.
A medida que la gripe continúa esparciéndose rápidamente por todo el mundo, expertos citados en un informe de la agencia de noticias AP advierten que durante una epidemia mundial los gobiernos se ven sometidos a una tremenda presión para proteger primero a sus ciudadanos antes de permitir que las empresas exporten dosis de vacunas. “Si hay una enfermedad grave, los países querrán reservar la vacuna para sus propios ciudadanos”, declaró Michael Osterholm, director del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota.
Se estima que el setenta por ciento de las vacunas contra la gripe que existen en el mundo se fabrican en Europa, mientras que en los países en desarrollo no hay prácticamente producción, por lo que se verán más afectados por la escasez.
Dos artículos publicados en la prensa británica la semana pasada ilustraron el problema inminente. Uno informó que las existencias de Tamiflu, el medicamento que podría tratar los síntomas de la gripe, están custodiadas por empresas de seguridad, ante la posibilidad de que ciudadanos temerosos por la epidemia pretendan ingresar a la fuerza a los depósitos. El otro consignó las protestas ciudadanas ante el hecho de que un laboratorio ganara miles de millones de dólares con la venta de medicamentos para la gripe a precios altos, lucrando con la creciente demanda.
El pánico cundió recientemente en Gran Bretaña cuando un ministro advirtió que podría haber diariamente cien mil casos nuevos de gripe A (H1N1) para fines de agosto. Afortunadamente la gripe es relativamente benigna y en muchos casos no es necesario un tratamiento médico. Sin embargo, los expertos temen que el virus pueda mutar y tornarse más peligroso.
Los países en desarrollo quedan fuera de la puja por obtener la vacuna, que es demasiado cara para que la mayoría de ellos pueda reservarla. Además, es probable que las empresas fabricantes ya hayan solicitado patentes. Así, aun si un país en desarrollo tuviera la tecnología para fabricar las vacunas, estaría impedido de hacerlo por la protección de la propiedad intelectual.
En la cumbre del Mercosur, el 24 de julio en Asunción, los presidentes reclamaron la suspensión de los derechos de patente sobre la vacuna en los países en desarrollo. La presidenta argentina Cristina Fernández dijo que Argentina, Uruguay y Brasil tienen industria farmacéutica en condiciones de producir antivirales o la vacuna. “Es indudable que estamos ante una situación que no puede estar subordinada a intereses económicos, porque estamos hablando de la vida de millones de personas”, afirmó. “Sería muy conveniente propiciar una suerte de levantamiento o suspensión en materia de derechos de patente porque la Organización Mundial de la Salud reconoce que estamos ante una pandemia” y privilegiar esa protección significaría “condenar a la muerte a millones de personas”, en tanto que suspenderla podría salvar millones de vidas.
La presidenta argentina agregó que los laboratorios no podrían responder a la demanda mundial de vacunas. El mandatario brasileño Luiz Inacio Lula da Silva propuso que los dirigentes discutieran el levantamiento de las patentes para ayudar a contener la epidemia y añadió que el ministro de Salud estaba negociando con todos los productores para mejorar la disponibilidad de la vacuna.
Los países en desarrollo están en su derecho de producir o importar una versión genérica de la vacuna, aún cuando esté patentada. En estos casos, el acuerdo de la Organización Mundial de Comercio sobre propiedad intelectual autoriza a los gobiernos a utilizar una flexibilidad en lo que respecta a la protección de las patentes, emitiendo “licencias obligatorias” (permiso que da un gobierno para producir un producto patentado o utilizar un procedimiento patentado sin el consentimiento del titular de la patente).
Brasil, Ghana, India, Indonesia, Malasia y Tailandia ya han utilizado esas licencias para producir medicamentos para el tratamiento del VIH/SIDA. Por eso, si los países deciden emitir licencias para que las empresas produzcan u obtengan versiones genéricas de la vacuna contra la gripe A (H1N1), no sería la primera vez.