ERES EL VISITANTE Nº

miércoles, 8 de octubre de 2008

Elegia para ti y para mi

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente de mi sueño.
Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,
y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.


Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizá, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.
Tú, que nunca soñaste mas que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.


Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.
Yo pensaré quizá: "Qué linda es todavía."
Tú quizá pensarás: "Se está poniendo viejo"
Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo o con otra.
o tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.


Y seguirá muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.
Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.
Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti un instante, pero cada vez menos....


Y pasará la vida. Yo seguiré soñando;
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.
Yo ya te habré olvidado definitivamente
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.
(Y quizá, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.


Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,
las manos para siempre cruzadas sobre el pecho.
Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.
Y cada primavera renacerán las rosa,
aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto.

A la mujer que Amaré

El amor que hoy se práctica en nuestra sociedad es un amor egoísta, y tanto el hombre como la mujer buscan satisfacer sus necesidades afectivas y se olvidan que el verdadero amor no es el que uno recibe de una persona, sino la que se comparte en la sociedad en que se vive. No se puede amar al conocido si no se sabe amar al desconocido. Y no estoy hablando de un amor divino, sino de un amor social. Amor que será el gestor de un nuevo mundo, el que de vida a un nuevo hombre.

Este poema esta dirigido a aquellas mujeres que prefirieron dejar de lado el alarde, la vanidad egocéntrica y que creen que la belleza no esta en las formas, sino en el corazón.

A LA MUJER QUE AMARÉ
Quiero amar a una mujer que quiera una mejor sociedad.
Que cuando hable se dirija a los que nada saben.
Que se atreva a cantarle a los sordos.
Que busquen convencer a los tercos.
Y que todos ciegos del mundo la vean pasar.

Que su máxima sea:
Que la verdad reine en este mundo de mentiras.
Que el amor sea colectivo,
más ya no propiedad privada de dos socios

En serio, quiero amar a una mujer que se divierta así:
Si baila que lo haga en el pasacalle de los niños libres.
Si salta que lo haga sobre las barreras de la opresión.
Si corre que lo haga hacia la meta de la ciencia.
Y cuando ría lo haga en pos de la felicidad de los demás.

Aquella mujer que yo quiero amar debe temblar cuando alguien tenga frío.
Llorar cuando alguien es golpeado.
Quiero que sangre cuando torturen la conciencia de los hombres.
Y desfallezca buscando que esto nunca más ocurra.

Deseo una mujer:
Que limpie la mente de los alienados.
Que lave el corazón de los malvados.
Que en la cocina preparé un mundo mejor.
Y de los niños haga hombres de verdad.

Una mujer:
Que no dude en curar el cáncer social.
Que no retroceda ante el incendio coyuntural.
Que no desespere ante el terremoto de la indiferencia.
Que no diga no, cuando la gente diga sí.
Que no diga sí, cuando la gente diga no.

Quiero que la mujer que ame:
Me ame porque amo lo que ella ama,
un mundo mejor.
Me busque porque busco lo que ella busca,
un mundo mejor.
Me sueñe porque sueño lo que ella sueña,
un mundo mejor.

Por eso mujer ama,
busca, sueña. un mundo mejor,
que yo estaré contigo