ERES EL VISITANTE Nº

jueves, 25 de diciembre de 2008

La Navidad que nos regalamos

Antes, el tiempo entre una Navidad y otra era muy largo. En estos tiempos de velocidad de acontecimientos se suceden unas a otras las hojas del calendario que vuelan, acumulando dificultades para asimilar lo que nos pasa.Las Navidades, con el consiguiente fin de año y sus saldos, hacen florecer nuestro apego al existencialismo, donde somos con nuestros actos los constructores de nuestro destino. Confundiendo la obra individual con el acontecer colectivo, hemos sembrado una realidad sombría, donde lo racional está ligado a la crisis, la catástrofe, el escepticismo, la espera de algo que destruya toda la tristeza que hemos construido, juntos y por separado.¿Dónde estábamos hace un año? ¿Quiénes están y quiénes se fueron? ¿Cuántas cenizas tenemos en las manos y cuántas flores llevamos en los últimos 365 días?De niños poníamos un zapato en el árbol para que amaneciera con dulces; hoy un zapato, dignificando a un pueblo invadido, vuela contra la cabeza del jefe del imperio que dijo que llegó para salvarlos y les destruyó el país como ninguna peste y mal habían hecho a lo largo de siglos. Cerca de ahí dicen que nació Jesús el de Nazaret y luego de 2008 años es peor, mucho peor, el imperio estadunidense que el romano que crucificó al nazareno.Hoy los templos están llenos de fariseos, como en ningún otro tiempo. Los poderes se lavan las manos, mientras ruedan cabezas y cifras que vemos lejanas, aunque sean en nuestro propio país, que cada vez desconocemos más. Cada año nos hemos acostumbrado a hacer el balance cuantificando pérdidas. Este 2008 que se va fue muy rico en ellas y hasta surgieron y transformaron movimientos políticos en nuevas religiones que no sólo anuncian, sino esperan con gozo las catástrofes. En las crisis económicas del mundo muchos han perdido, pero otros han ganado, pues la misma riqueza y su valor van de unas manos a otras, y se concentran mientras las pérdidas se expanden.Ésta es una Navidad especial porque todos esperamos un año peor que el que se va. La "esperanza", ese motorcito subjetivo y religioso que nos hace esperar mejorías sin hacer nada al respecto, que se piensa que nos traerá algo bueno sólo creyendo en ella, ahora está desacreditada. Se ha roto el dique y viene bajando la fuerza del despido, la bancarrota, la incertidumbre, y nada más nos queda agarrarnos de una piedra.Los que se dicen revolucionarios han dejado de pensar en actuar y proponen resistir a la velocidad y cantidad de acontecimientos. Esto nos hará un poco cínicos el año próximo, pues todo mal tendrá una justificación y la cultura de la bancarrota se extenderá.Dicen que el gobierno más difícil es el de uno mismo. Derrotar a nuestras propias debilidades es una frase fácil de entender, pero muy difícil de practicar en un mundo que se desorganiza y nos hace pensar y actuar espontáneamente frente a cada problema.En esta Navidad es muy difícil enfrentarnos a reconocer errores, por lo que la mejor pomada es la soberbia para no reconocer el naufragio. Una buena dosis de acusación de nuestros problemas a otros alivia un poco el dolor, aunque al mismo tiempo lo acrecienta y amplía su espectro, frente a una realidad que nos golpea.Estamos llenos de pérdidas: varios y varias se fueron como marinos y ya no regresarán, y si lo hacen, no serán lo mismo. Lo que queda es nostalgia, vacío, ausencia y regresar a ver hacia la tierra. El saudade portugués se universaliza ante las pérdidas de este año y las que vienen.El país entero nos hemos regalado el desastre que tapamos con cemento por todas partes y mientras tapamos un hoyo en el ánimo abrimos cinco más, más grandes y escandalosos. Tanta obra superflua nos ha hecho ir perdiendo la memoria de lo que éramos y ahora somos un bosque con árboles sin raíces, sostenidos por las sombras de unos y otros.¡Qué Navidad! Con una agonía de siete días de administración del pesimismo, esperando las catástrofes del año próximo, sus cifras de muerte, sus investigaciones policiales, los discursos, decapitados, los nuevos escándalos, la competencia electoral en los televisores, las llamadas de los bancos a que les pagues, el desempleo, los embotellamientos, los incendios, las inundaciones, los frentes y coaliciones, los zapatos en el aire, los accidentes y sus peritajes, la abundancia de mentiras y la competencia sobre quién es peor.¿Cómo será la próxima Navidad? Ojalá nos regalemos algo distinto.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Elegia para ti y para mi

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente de mi sueño.
Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,
y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.


Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizá, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.
Tú, que nunca soñaste mas que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.


Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.
Yo pensaré quizá: "Qué linda es todavía."
Tú quizá pensarás: "Se está poniendo viejo"
Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo o con otra.
o tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.


Y seguirá muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.
Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.
Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti un instante, pero cada vez menos....


Y pasará la vida. Yo seguiré soñando;
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.
Yo ya te habré olvidado definitivamente
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.
(Y quizá, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.


Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,
las manos para siempre cruzadas sobre el pecho.
Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.
Y cada primavera renacerán las rosa,
aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto.

A la mujer que Amaré

El amor que hoy se práctica en nuestra sociedad es un amor egoísta, y tanto el hombre como la mujer buscan satisfacer sus necesidades afectivas y se olvidan que el verdadero amor no es el que uno recibe de una persona, sino la que se comparte en la sociedad en que se vive. No se puede amar al conocido si no se sabe amar al desconocido. Y no estoy hablando de un amor divino, sino de un amor social. Amor que será el gestor de un nuevo mundo, el que de vida a un nuevo hombre.

Este poema esta dirigido a aquellas mujeres que prefirieron dejar de lado el alarde, la vanidad egocéntrica y que creen que la belleza no esta en las formas, sino en el corazón.

A LA MUJER QUE AMARÉ
Quiero amar a una mujer que quiera una mejor sociedad.
Que cuando hable se dirija a los que nada saben.
Que se atreva a cantarle a los sordos.
Que busquen convencer a los tercos.
Y que todos ciegos del mundo la vean pasar.

Que su máxima sea:
Que la verdad reine en este mundo de mentiras.
Que el amor sea colectivo,
más ya no propiedad privada de dos socios

En serio, quiero amar a una mujer que se divierta así:
Si baila que lo haga en el pasacalle de los niños libres.
Si salta que lo haga sobre las barreras de la opresión.
Si corre que lo haga hacia la meta de la ciencia.
Y cuando ría lo haga en pos de la felicidad de los demás.

Aquella mujer que yo quiero amar debe temblar cuando alguien tenga frío.
Llorar cuando alguien es golpeado.
Quiero que sangre cuando torturen la conciencia de los hombres.
Y desfallezca buscando que esto nunca más ocurra.

Deseo una mujer:
Que limpie la mente de los alienados.
Que lave el corazón de los malvados.
Que en la cocina preparé un mundo mejor.
Y de los niños haga hombres de verdad.

Una mujer:
Que no dude en curar el cáncer social.
Que no retroceda ante el incendio coyuntural.
Que no desespere ante el terremoto de la indiferencia.
Que no diga no, cuando la gente diga sí.
Que no diga sí, cuando la gente diga no.

Quiero que la mujer que ame:
Me ame porque amo lo que ella ama,
un mundo mejor.
Me busque porque busco lo que ella busca,
un mundo mejor.
Me sueñe porque sueño lo que ella sueña,
un mundo mejor.

Por eso mujer ama,
busca, sueña. un mundo mejor,
que yo estaré contigo